Uno de los signos de nuestro tiempo
constituye el comportamiento irreflexivo de las personas ante situaciones
nuevas. Se reacciona ante estímulos primarios, primeras impresiones de imágenes
que se toman sin mayor cuestionamiento como válidas. Esa reacción primaria ante
la imagen se carga de elementos emocionales mediante la narrativa que se le
superpone. El mismo fenómeno que genera la combinación de las imágenes de un
partido de futbol y el relato del periodista deportivo en la reinterpretación
de los hechos. Lo visto es reformulado por lo escuchado y cargado de emociones
diversas. Esto se retroalimenta mediante los comentarios que se generan de la
experiencia vivida, se van modificando las opiniones y con ello los contenidos
que se le atribuyen al mensaje.
Todo esto pronto se multiplica
mediante las redes sociales que a su vez repican al infinito, como imágenes entre
espejos enfrentados, medios- redes, generando una vorágine en la cual los
hechos originales se pierden de vista y no pueden ser revisados ni cuestionando.
Así funcionan los mecanismos de
manipulación de los comportamientos de horda humana que vemos diariamente en
acción.
Y todo empezó casi inocentemente. Un
acto en el cual estaban casi entreverados democraticmente ministros y público,
se escuchaba la oratoria del ministro de transporte en la inauguración de una
obra vial, dos ministros de gobierno, de Interior E. Bonomi y de Industrias, C.
Cosse, observaban. En un momento se dan ciertos empujones con intenciones de
reacomodamiento que obligan al Ministro del Interior a correrse de lugar dos
veces. Esos empujones, aparentemente inocentes, son registrados por celulares hábilmente
activados para registrarlos. En un momento se desliza por debajo y por detrás,
casi reptando, un hombre con intenciones de levantar una tela con un texto a
espaldas del ministro Bonomi. A todo eso los responsables de la seguridad
personal de los ministros de estado presentes, toman cartas en el asunto y
levantan al sujeto que reptaba a espaldas del ministro. Con esto se produce
cierto tumulto y gritería que da la sensación de que el sujeto es agredido.
Lo que sucede inmediatamente es que
el portador de la pancarta es retirado y grita, desafiante, mirando a los
portadores de las cámaras de celulares y de otras presentes a esa altura de los
sucesos. Todo se arma en segundos.
Lo interesante es que todo va siendo simultáneamente
trasmitido a las redes y retomado por los periodistas presentes. Luego vienen
las reediciones, corta y pegue, que resignifican las imágenes. Inmediatamente
aparecen actores políticos, como Tabaré Viera del PC a acusar al minstro de
inconducta, de actitud violenta y represiva.
Y a periodistas locales hablando de represión. Todo esto es retomado
inmediatamente, casi en directo, por los canales de Montevideo, yo lo vi en
Canal 10, pero se repite durante todo el día como el acontecimiento estrella
por todos los medios. Se suceden las declaraciones de todos los políticos opositores.
Hasta es sorprendida la dirigencia de la CNT, que, irreflexivamente toma las imágenes
como se les presentan, larga una perorata en defensa de “la libertad sindical”
y “se preparan para la defensa de los gremialistas agredidos” … porque la
seguridad se lleva a dos personas detenidas.
Al principio nadie quiere escuchar la
versión testimonial de los ministros, sorprendidos en medio los hechos.
A las veinte horas de los sucesos se
hace la luz: el individuo que se acerca reptando por detrás de Bonomi con el
carel de tela, no es sindicalista. Es un tipo que está en el acto como espectador,
aparentemente, pero resulta que es un delincuente con antecedentes desde
abigeato a violencia privada, autor de un homicidio especialmente agravado…¡todo
un caballero! Luego todos se callan, salen los sindicalistas tabacaleros a
declarar que no está afiliado al sindicato, pero, lo dejaron actuar como si lo
fuera hasta que se supo la identidad públicamente.
A todo esto, los medios se
repliegan. Cuando se publican los antecedentes
de quien se expuso como “víctima de la represión “del ministerio del interior.
¡Gran papelón mediático! Todos los
que levantaron la gran patraña callan inmediatamente. Hasta ya estaban llamando
a “comisión” parlamentaria al ministro. Pero la escena se desmontó inmediatamente
por la mala calidad de los actores empleados en el montaje.
Que esto fue un montaje destinado a
generar “bardo” con vistas electorales queda claro. El mismo acto de
inauguración de la ruta comienza a ser invalidado por las declaraciones de los “autoconvocados”
mostrando imágenes de presuntos deterioros de la obra inaugurada por “mala
calidad” dicen, cuando lo que se ve es simplemente una huella vehicular impresa
sobre material fresco. En fin, todo un sainete bien armado.
Dos cosas muestran lo sucedido: el
accionar irreflexivo inmediatista de los actores políticos y de dirigentes
gremiales llevados por las primeras imágenes del suceso. Radicales, iracundas y
desafiantes. ¡Comportamiento de manada desbocada!
Luego, desmontada la escenografía,
todos se retiran de la escena, silencio total… ni una disculpa de las que se
pedían iracundamente al propio ministro del interior…
Y bien, esto es lo que se viene. Todo
vale. Como el oportuno “apuñalamiento de Boisonaro”,que dio vuelta las
encuestas, todo vale para crear estados de opinión y comportamientos de manada
en el pueblo.
Históricamente los “tropamientos
humanos” conducen a grandes calamidades sociales. ¿Podremos los uruguayos
evitar ser manipulados como irracionales?
Comentarios
Publicar un comentario