Al joven príncipe heredero del trono francés se le denominaba
Delfín. Para la educación del futuro estadista la corte calificaba y
seleccionaba lo que se denominaba preceptores, tutores o maestros de cámara. En
las diversas materias que componían lo necesario para el futuro desempeño de la
función estaba el preceptor en historia de Francia. La historia de la nación
era elemento fundamental para la formación de un estadista puesto que debía de
ella extraer las experiencias necesarias para su desempeño. De esta manera los
preceptores tenían como función seleccionar los acontecimientos, los héroes y
villanos de esa peripecia colectiva, interpretarla de acuerdo a los objetivos
de dar al Delfín no solo los conocimientos necesarios sino los ánimos
patrióticos imprescindibles para la función. De la experiencia de sus ancestros
debía sacar fuerza en las derrotas y acierto para las victorias. Por eso los
preceptores se esmeraban, generación tras generación, en elaborar los textos y
compendios de historia para la educación del aspirante a heredero al trono de
Francia.
Ese es realmente el sentido del relato histórico. Por ese
mismo motivo el el Rey Jorge II de
Inglaterra ordenó a sus historiadores no escribir ni una línea sobre la mayor
derrota sufrida por Inglaterra en América. La mayor expedición armada 195 naves
y 30.000 soldados conformados por ingleses y colonos de Virginia, pusieron
sitio a Cartagena de Indias en 1741. Como se daba por sentada la victoria, los
ingleses hasta imprimieron medallas conmemorativas de los hechos, e incluso se
hizo un himno conmemorativo que hoy es el himno nacional británico. Pero este acontecimiento el cual los
americanos del sur defendieron, sin auxilio metropolitano alguno, el continente
de la invasión anglosajona, no figura en los libros de historia de nuestros
pueblos. Sin esa victoria hoy nuestra
frontera con los Estados Unidos no sería el Rio Grande, sería el Rio Orinoco…La
mas grande gesta americana no existe debido a la orden del Rey Jorge a sus
historiadores, en cuyos textos se formarían las élites mercantiles que
asaltaron los puertos por dentro, en esa gran derrota nacional que se festeja
como “independencia”. El relato histórico comenzó a ser escrito para la
justificación de la derrota política, de la nueva situación colonial impuesta
por los agentes mercantiles de los puertos en los que se fractura la nación.
Así nuestra historia está escrita por los “vencedores de Caseros”, Mitre,
Sarmiento y toda la escuela en que se forman desde los párvulos a los
universitarios. El folletín colonizante, la serie romántica de Editorial Planeta
“Corín Tellado”, para forja de nuestras “identidades nacionales”.
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