Esta civilización se asienta en
el concepto judaico de omnipotencia humana. El dios de los hebreos ordena al
hombre el sometimiento de la naturaleza, todo el orden natural está para ser
sometido al hombre “hecho a imagen y semejanza” de ese dios. Es una propuesta
excluyente, el hombre prima sobre la naturaleza mineral y vital, la somete, la
pone a su servicio, la destruye. Pero también lo hace sobre los hombres, separando,
excluyendo a los otros. Hay un “pueblo elegido” por el dios para medrar sobre
los otros. En la medida de que ese pensamiento excluyente se extiende, se
vuelve global, se llega al paroxismo liberal por el cual ya no solo hay “pueblos
elegidos”, dentro de ellos hay “clases elegidas”. Los pensadores liberales se inspiran en la
biblia para justificar sus propuestas individualistas, exclusivistas. El
racismo, el clasismo y el chauvinismo tienen su madre en la biblia a partir de
la Reforma.
Es la Reforma un fortalecimiento
del libelo bíblico en la iglesia cristiana. La biblia como panfleto nacional
que justifica la conformación de los estados nacionales europeos. Las guerras
de religión del siglo XVI inauguran el surgimiento de los “estados nacionales”
europeos. Se rompe proceso de recomposición del poder romano trabajosamente
recompuesto por medio de la conversión de los bárbaros al cristianismo y su
sometimiento al poder del “Sumo Pontífice” romano, nombre que se daban
¿Por qué es el cristianismo el
instrumento ideológico de esa recomposición?, Porque es la versión no
excluyente del judaísmo traducido por los discípulos griegos del rabino Jesús.
La novedad del mensaje de Jesús es su carácter generalizador, “católico” que es
el término griego de “universal”, o sea comprensivo a todos los pueblos, a los
no judíos. Por ese motivo se da el rompimiento de la autoridad judía el
Sanedrín, y Jesús. Es un conflicto religioso en el seno de esa provincia romana
que era Palestina. Por haber sido ese mensaje no exclusivista es que la mayoría
de los discípulos que trascienden son griegos o romanos y hacen posible la
dispersión de esa parcialidad en otras provincias del imperio. La ruptura del
judaísmo en Palestina en tiempos Roma, la persecución de estos en Palestina por
parte de las autoridades religiosas judías, los obliga a dispersarse en el
resto de las provincias del imperio. El proceso por el cual estas prédicas
terminan convirtiéndose en dominantes en
el proceso de decadencia del Imperio Romano, es largo de contar, es un
proceso de tres siglos que concluye en el año 379.
Cuando la Biblia se divulga a
partir del siglo XVI sirve de base a la ruptura de la precaria reunificación
del mundo europeo bajo la autoridad
Romana. Pero esa reunificación nunca llega a término y de la Edad Media surge,
con el advenimiento de América, la modernidad y la fractura de definitiva de la
hegemonía de Roma. La fractura religiosa da origen a los estados nacionales. La
épica bíblica emergente de las lecturas bíblicas será la base de la proliferación
de los “pueblos elegidos”, de las pujas tribales europeas por la conquista de
las nuevas tierras expuestas a la codicia Europa a partir del siglo XVI.
Nuestro problema no es el
liberalismo, ni el antiguo ni el nuevo. Nuestro problema es civilizatorio. Es
la actitud excluyente que coloca al” hombre”, al europeo, en la cumbre de la
creación de ese dios excluyente, exterminador de la biodiversidad y
contaminador del planeta. Porque es todo un sistema de civilización que ha
hecho del ser humano “lobo del hombre”, según el pensador liberal T. Hobbes,
siglo XVII, depredador de la naturaleza. Nuestros estilos de vida impregnado en
estos principios nos hacen enemigos del planeta, de su vida y bio diversidad.
Homo-tóxico, desde el pañal a l mortaja es un contaminador ambiental, todo su
estilo de vida es consustancial a esta dinámica que nos ha vuelto una especie
tóxica. Mucha gente se está dando cuenta de esto, pero no puede desprenderse de
su naturaleza, se ha vuelto consustancial a su existencia. ¿Cómo prescindir de
una forma depredadora de existencia que nos ha hecho posibles? Nos enfrentamos
al dilema que plantea Esopo en su conocida fábula del escorpión y de la tortuga,
nuestra naturaleza nos impele a matar a quien nos lleva a cacundas en el frio y
desolado espacio.
Hay unos aportes científicos interesantes
respecto a estas epidemias del siglo, las gripes, las fiebres porcina y la
aviar, todas fiebres virales, pueden tener explicación en la pérdida de la
biodiversidad acelerada en el último siglo a nivel planetario y la hipótesis de
la naturaleza planetaria de la vida.
La incomprensión del europeo de
la biodiversidad, incluso humana, explicar la naturaleza de las cosas. Hoy, mas
que los políticos, sociólogos, politólogos, filósofos, los que pueden alumbrar
nuestras mentes son los biólogos y los virólogos en su esfuerzo por comprender
la naturaleza de nuestra materia viva. Los virus, seres fronteros entre la
materia orgánica e inorgánica, entre la vida organizada y el planeta, son las
sustancias vinculares entre las especies. Es información genética libre e
intercambiable, flexible con capacidad de mutaciones adaptativas de la vida en
el planeta que han permitido la enorme diversidad de la vida planetaria en
millones de años. Ahora aparece una especie que, con su actividad depredadora,
genera huecos en la cadena biológica al hacer desaparecer miles de especies,
cientos por día, liberando material genético simple-virus- al medio ambiente
que se reproducen en el seno de otros seres vivos, con los cuales coexisten y
hacen mutar o, en casos fallidos, les generan lo que llamamos enfermedades y
los condenan a morir. Pero ese sistema de intercambio genético entre los seres
vivos del planeta es lo que favorece la infinita adaptabilidad de la vida, imbricación
que hacen posible que todo el conjunto vital sea una unidad. Y así lo
comprendieron naturalmente los hombres mientras eran pocos y vinculados sencillamente
a la cadena biológica, como todas las especies, parte de la cadena trófica que
administra la energía solar en forma de energía química, materia viva, sobre
esta piedra en equilibrio orbital con esta estrella maravillosa y digna de
universal adoración. Somos agua y sol, polvo de estrellas. Podemos llegar a
esta conclusión por los vericuetos de la ciencia o por la simple reconciliación
de la especie con su naturaleza, como lo hiciera este antropoide desde el
momento en que se irguió sobre sus pies y pudo admirar al sol sobre su cabeza.
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