La cuarentena ha de servir para algo,
para eso que decimos que nunca tenemos: tiempo para pensar o por lo menos
cultivar el pensamiento con nuevas o viejas lecturas.
Buscar información relevante en las
redes, repasar los diarios del mundo en busca de algo distinto a lo que repiten
hasta el cansancio los ecos de la CNN por el mundo. Para salir de los noticiosos
manados de un telepronter que lee una descerebrada bonita que ya podría ser remplazada
con éxito por un androide. Se ahorrarían el telepronter.
Recorrer bibliotecas abiertas en la
red, o si la pereza de leer ataca, hay audiovisuales que desasnan al mas
pintado. Así que lo que encuentro de interés lo comparto, porque si alguien lo
dijo bien, hay que dejárselo decir.
Levantar el nivel de discusión con
información debería ser la tarea del momento. Claro que, como en la selva, no
basta mirar para ver. Mirar es pasear los ojos. Ver es interpretar. Y para ello
se requiere información previa. Lo que hace la diferencia entre un yuyo y una
planta medicinal es nuestra información previa, la experiencia propia o la de
otros, eso es saber social, cultura. La ignorancia
nos priva del beneficio sanador de una planta y nos lleva a destruirla como una
plaga porque las plagas no existen, son el resultado de desequilibrios
ambientales que en su mayoría generan por ignorancia o desaprensión los
humanos.
La plaga puede devolver el tiempo
perdido en rutinas de subsistencia y por un instante, dejar de ser ciervos,
cabeza gacha arrancando alimento al suelo, para levantar la cabeza como leones
y mirar la pradera en su conjunto, pensar en nuevas estrategias de caza. Y eso
es lo que hace la diferencia entre el siervo y el hombre cazador. El cazador
ocupa sus ocios en pensar, afinar sus herramientas y elaborar las estrategias de
subsistencia. Puede cazar en solitario si hay poco o en manada si hay mucho.
Y me ha dado en pensar que los
humanos no diferimos tanto de los animales. Somos descendientes de monos
caminadores, recolectores y cazadores. Eso les hizo ingeniosos, no vamos a
decir inteligentes, porque capacidad de elegir tienen todos los seres vivos,
del mas chico al mas grande. Ingenio significa imaginar posibilidades en base a
lo que tenemos. Imaginar herramientas, desplazamientos o conductas de las
presas, imaginar estrategias para luego cazarlas. Por eso la diferencia la hace
la imaginación. Desde el pedernal cortador, a la teoría cuántica, todo fue
primero un rapto de imaginación en el cerebro de un mono caminador… la piedra
estaba allí, el individuo imagino el uso. Todo estaba allí, en la cabeza del
científico y de muchos de sus pares, pero uno tuvo mas imaginación que otros para
armar relaciones útiles…. Así que es tiempo para jugar con la información e
imaginar situaciones y potenciales soluciones a los problemas de la vida.
El hambre, la
falta de garras y la imaginación hizo que el filoso pedernal del pedregal se
convirtiera en herramienta de corte y salvara tal vez a ese clan de cazadores
de la hambruna. Y aquí estamos, cien mil años después…
Comentarios
Publicar un comentario