“Los
israelitas acabaron con los habitantes
de Hay que estaban en el campo o que habían huido al desierto, los mataron a
todos. Después volvieron a la ciudad y la pasaron a cuchillo. El total de los
que cayeron ese día fue de doce mil.
Josué no dio la orden de cesar el combate antes de que todos los habitantes de
Hay hubieran sido sacrificados conforme al anatema. Sin embargo los israelitas se repartieron el
ganado según lo ordenado por Yavé!. “En
cuanto al rey de Hay, Josué lo hizo colgar de un árbol hasta que el sol se
pusiera. Entonces lo hizo descolgar. Lo tiraron a la entrada de la ciudad y
levantaron sobre él un montón de piedras que se ve todavía hoy”. Libro de Josué
8.
Cuenta el “Biblo”,
libro, que lo mismo repitieron a lo largo y ancho de lo que la “tierra
prometida”, en un listado de doce
ciudades, no dejando hombres, mujeres o niños con vida. Este es el único ejemplar de genocidio registrado
minuciosamente en un libro de épica nacional,
considerado acto sagrado.
Durante unos
miles de años esta épica judía se conservó en manos de los rabinos, sacerdotes
del culto judío y custodios de las leyes que guían al pueblo de Israel. Luego,
la diáspora judía se dividió con los discípulos de un rabino disidente, Jesús,
cuyos discípulos, perseguidos y expulsados de la provincia Palestina por las
autoridades judías, fundaron una secta, el cristianismo, no basada en las
antiguas escrituras que guardaban la épica de la nación judía, sino en las
enseñanzas, relatos e historia de vida del rabino Jesús, discípulos contemporáneos
y posteriores. De esa secta de seguidores surge el denominado “nuevo testamento”,
es decir, un nuevo acuerdo o pacto entre Dios y otros pueblos no semitas. Esas
doctrinas de los discípulos generaron la Iglesia católica, o sea, que reúne a pueblos no semitas del Imperio
Romano en un culto nuevo, familiar,
digamos, alrededor de la “Sagrada Familia”, introduciendo luego, a los dioses
paganos en forma de santos interceptores con Dios, lo que permitió la sincresis
religiosa y convertir a la secta en religión del estado romano a partir del
siglo IV. Toda la narrativa nacionalista del antiguo testamento permaneció
durante toda la Edad Media europea recluida en las bibliotecas de los
monasterios católicos, como literatura peligrosa, para sacerdotes con sólido
criterio y su divulgación no era permitida, salvo en seleccionadas citas. Pero,
sucedió que en el siglo XVI, un sacerdote, Martín Lutero, rompe la tradición,estudio el libro y encontró
en su épica la inspiración para que los pueblos germanos unificaran e independizaran del dominio romano. Esta
disidencia, expresión teológica de la política, generó largas y sangrientas
guerras civiles europeas, de discurso religioso, de estas guerras surgen los
estados nacionales europeos, cada grupo étnico se respalda en su disidencia religiosa,
en Francia y países nórdicos, prosperará Calvino, en Inglaterra el rey Enrique
VIII, luego de asesinar esposas esposas, decide pedirle un divorcio al Papa,
denegado, será el pretexto para crear la iglesia de Inglaterra ,“Iglesia Anglicana”, como iglesia nacional.
En fin, tras cada estado nacional existe una teología fundacional.
La divulgación del viejo testamento mosaico
entre los no judíos dio una épica referencial para la organización política,
cada pueblo, tras sus sacerdotes y reyes ungidos por su dios, se consideró “pueblo
elegido”, con potestades sobre los demás. Estas lecturas fueron de gran utilidad
y de gran incentivo, al momento en que esos reyes se lanzaron sobre los
continentes descubiertos en el siglo anterior a la ruptura religiosa. Los “elegidos de Dios”, se desparramaron por
el mundo, convencidos de su superioridad racial, imitaron a Josué, el genocida sagrado
.
Los discípulos
de Martín Lutero, cuando terminaron de reunir a los germanos en una identidad nacional,
no pudieron hacer otra cosa que considerarse también racial, moral y
culturalmente superiores a sus vecinos y decidieron aplicar lo aprendido de Josué.
Los
descendientes de Josué, que probaron el rigor de sus enseñanzas en carne
propia, no han seguido sus enseñanzas, de pasar a cuchillo a todos los
palestinos, solo les han hecho difícil la vida, los han encerrado en 365Km
cuadrados, un diez por ciento del total de lo que era la antigua Palestina,
mucho más generosos que los germanos que pretendieron encerrar a una comunidad
judía de Varsovia en unas pocas manzanas.
A todo esto
una moraleja. El águila alemana naufragada en el Rio de La Plata, hace setenta
años, está a punto de ser convertida en paloma.
Los animales son convertidos en símbolos
arbitrarios, originados en el gusto y la
imaginación humana. Los imperios vieron
en las águilas una buena representación de su poder, volar sobre los demás, por ejercer la rapiña sobre otros pueblos. Siguiendo
a los romanos, alemanes, norteamericanos, hasta los antiguos aztecas, las eligieron
sus representantes.
Ningún científico
ha podido demostrar que las águilas sean más agresivas que otras aves. Pero,
las palomas sí, han demostrado ser territoriales, agresivas como pocas aves, se
han apropiado de todas las ciudades del mundo, desalojando a otras aves,
gracias a la ingenuidad humana que ha creído ver en ellas un símbolo de la
bondad y de la paz. Más razonable para
la paz entre los hombres sería expurgar de la literatura al denominado “viejo
testamento”, por nocivo para la convivencia humana, y no tratar de fundir águilas
en palomas, para no terminar demoliendo monumentos romanos y templos hindúes,
en los primeros surgen las águilas imperiales y en los segundos las cruces
gamadas. La estrella de David, la cruz gamada, como las aves, son solo eso,
dibujos y animales. Lo demás son fabulaciones humanas, lo peligroso es tomarlas
en serio.
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