Los anarco liberales o
libertarios.
Por fin se le ha dado un nombre a esta nueva versión del
liberalismo, una versión para
coloniales. Ese fenómeno que viene expresado por nuevos personajes, creaciones
mediáticas o empresarios con ambiciones
de protagonismo político, o simples CEOS-gerentes- corporativos en acción.
El origen-.
El liberalismo como doctrina económica y social remonta
sus orígenes a T. Hobbes inglés de
mediados del siglo XVII, que plasma su
doctrina en “El Leviatán”, 1651, sentando las bases de la iglesia del estado británica. Lo principal del planteo
que lo hacho perdurar en el tiempo es el sentido de absoluto
individualismo, la sociedad no existe como
tal, es la suma de los individuos regulados por la ley que distribuye justicia
en los conflictos de los hombres movidos
por su ambición personal. La interpretación de
la Biblia sirve a los límites que los
hombres se imponen entre sí.
Consecuencia de este planteo es el estado mínimo, árbitro entre las ambiciones
individuales y las pujas de fortuna, porque ante todo la riqueza de los
súbditos hacen a la riqueza del Rey, del
estado. “Los malla de oro”.
Y en estos supuestos se basaría todo el andamiaje ideológico
de los liberales a lo largo de los siglos. Inglaterra creció en base a “la
iniciativa individual”, la piratería puesta al servicio del estado conformó la
armada que le dio el dominio de los mares. Los aventureros individuales lanzados al mundo conquistaron
tierras en los cinco continentes desalojando a los pobladores o
exterminándolos. La monarquía pudo domesticar ese individualismo exacerbado mediante dos instrumentos: la
religión del estado para el control de las normas morales de convivencia civil,
las logias de rito masónico destinadas a imponer la obediencia política por
encima de los intereses individuales, o por lo menos, conjugando adecuadamente
los intereses reales con los de los
súbditos en tanto a que el bien de cada uno contribuya a la grandeza de todos.
Así pues los piratas fueron convertidos
en almirantes obedientes a los mandatos que el Rey trasmitía mediante la
disciplina masónica, los comerciantes y empresarios también eran “domesticados” disciplinados
mediante estas organizaciones disciplinantes. Eso hizo posible la concepción del “estado mínimo” que postularon los ingleses, sobre todo exportaron, para
evitar la consolidación de políticas nacionales de otros estados. De ahí que se
confunda la libertad individual del ingles como asunto de la nación inglesa y
tras cada agente, económico o militar, estaba todo el poder del Rey.
Que piensan y como nos ven “nuestros vecinos”.
El liberalismo fue el instrumento de expansión de la nación
inglesa por el mundo, la libertad era
“la libertad del inglés”, toda otra
libertad que se opusiera a ello era tiranía. No es que por un error se piensa
en imponer un tipo de “democracia” o de
“república” a espejo de la propia. Es que esa es la única manera de imponerse a
otros. El liberalismo fue un arma de conquista, para la expansión de la tribu
inglesa, una concepción tribal excluyente del otro, como aseguraba B. Franklin
en 1754, “los ingleses son la crema de la raza blanca”, los únicos “blancos
puros” y por lo tanto han de resistir todo tipo de mestizaje. En todo tiempo
vieron con horror y repulsión el mestizaje entre el español y el indio o el negro. España fue mestiza de origen, es la mezcla de
múltiples diversidades y esa diversidad se traslada a América. La nación española estaba fundada en el
respeto, por acuerdos, de las diversidades de los reinos, los pactos de familia
y los cruzamientos basados en única
identidad, la religión católica, tempranamente puesta bajo control real por los
reyes católicos. España no necesitó inventarse otra iglesia, como los ingleses,
para tener una iglesia del estado.
La exportación del liberalismo como instrumento de conquista
mercantil y sometimiento político fue el logro mayor de Inglaterra en el siglo
XIX. Sus colonias norteamericanas hicieron lo mismo. Al fin de la guerra civil norteamericana el Gral.
Ulises Grant, aseguraba a los ingleses su vocación de hacer su propia
revolución industrial en base al protexionismo, y, decía, “cuando el
protexionismo de todo lo que puede dar, dentro de doscientos años, seremos
también liberales”. Y los ingleses debieron orientar sus mercancías y sus cañones hacia
el sur para la expansión de sus intereses.
“La democracia de este
siglo no necesita más justificación para su existencia que el simple hecho de que ha sido organizada para
que la raza blanca se quede con las mejores tierras del nuevo mundo”. Theodore
Roosvelt, 1897.*
Pero el dominio inglés sobre las tierras del sur dejaría paso
al norteamericano tras la segunda guerra mundial. Su Expansión comienza con la
guerra contra Méjico en 1847, la contra España y el apoderamiento de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas…
“Ni en sueños hubiéramos aceptado integrar en nuestra Unión
otra raza que no sea la caucásica. El nuestro, Señor, es un gobierno de raza
blanca, de la raza libre. Incorporar
a todo México sería sería incorporar una
raza de indios y de mestizos.”Senador Jhon Calhoun, *4/01/1848, guerra contra Méjico.
Otro, “Mezclarnos sería deplorable. Ese mal no caerá sobre nosotros. No
queremos a los mejicanos ni como ciudadanos ni como súbditos. Lo único que
queremos es una parte de su territorio, que se encuentra poco poblado,
población que poco a poco retrocederá”. Senador Lewis Cass,10/02/1947.
En las codiciadas tierras del Sur, en la latitud simétrica
alrededor de los 35º, la nación inglesa se apodera, en forma directa, de Sudáfrica y Australia y las
grandes islas, N.Zelanda etc. En América del sur, el Rio de La Plata y su pampa
húmeda fueron dominadas mediante el
colonialismo interno de sus oligarquías portuarias, creando repúblicas
de mercaderes destinadas a proveer a Inglaterra de mercados y de tierras para
colonos. De ahí el desequilibrio
crónico, la guerra civil entre el puerto y las poblaciones del interior, la ingobernabilidad interna de la
Argentina y de Chile del siglo XX, los
golpes militares oligárquicos etc.
El asalto de los contrabandistas del puerto.
El liberalismo caló hondo entre los mercaderes y los
contrabandistas de los puertos de la América española. Junto con las
mercaderías, los esclavos, venían los libros del gran publicista, Adam Smith,
caballo de Troya introducido en las mentes de los intelectuales hijos de las
clases mercantiles. El concepto de república aristocrática que emanaba de
Inglaterra sedujo a miles y los convirtió en agentes del imperio inglés,
fundando logias en todos los puertos, Francisco Miranda recorre el continente
al servicio de Inglaterra desde las últimas décadas del slglo XVIII,
publicitando las virtudes del dominio inglés, de su comercio y del espíritu individualista que los hacía dueños
de vidas y haciendas con un sentido de superioridad racial y cultural.
Las guerras napoleónicas, la ocupación y ruina de España en los primeros
años del siglo XIX, dieron pié a rebelión de las élites portuarias
contrabandistas ya convertidas en cómplices y clientes del comercio inglés.
Un breve recreo en el
sur.
Las guerras civiles
europeas, llamadas Mundiales de la primer mitad del siglo XX aflojaron los
controles británicos sobre nuestras repúblicas, se debilita el poder de las
oligarquías exportadoras dando lugar al resurgimiento industrial fecundado por
la calificada inmigración de fines del siglo XIX y primeras décadas del XX,
unida a la migración interna, surge una nueva sociedad urbana e industrial que
fija localmente la renta agropecuaria en desarrollo industrial. Esto genera el
crecimiento poblacional que duplica la población cada veinte años en la región.
La resolución del conflicto mundial permite a los norteamericanos volver sus
miradas al sur, desplazar la influencia inglesa de un siglo en la región,
basada en el papel tributario de los puertos para con Europa. Un nuevo sistema
se comienza a imponer, ya no es cuestión de proveerse en la pampa húmeda,
competitiva de sus propias tierras agrícolas, es cuestión primordial desbaratar
la industria, ponerla bajo dominio, e intentar detener el crecimiento
demográfico e industrial. Este proceso solo fue posible mediante los golpes de
estado y las represiones sangrientas.
Tío Sam remplaza a
John Bull…el nuevo orden.
Para el dominio interno captaron a los ejércitos en medio de
los acuerdos de “defensa mutua”, TIAR,
impulsados al impulso bélico mundial, logrando captar a las
oficialidades que luego propiciarían los
golpes de estado “En América Latina, los ejércitos son las instituciones más
importantes...El dinero que les enviamos es dinero tirado por el caño en el
sentido militar, pero es dinero invertido en un sentido político” John F.
Kennedy,1959.*
El liberalismo se va reformulando a medida de que adquiere
hegemonía y poder real sobre los
pueblos. Las propuestas de “estado mínimo” destinadas a desmantelar
nuestras estructuras sociales defensivas del bienestar de la población y de la
conservación de los recursos y la consiguiente participación en la distribución de la renta nacional,
redoblan su apuesta: es la destrucción del estado en si mismo, mediante el
descrédito de las posibilidades de autogobierno que significa. Las élites, los
elegidos por “la providencia” o por la superioridad racial, en el mejor sentido
hobberiano, se harán cargo del reparto de la renta del puerto con el mínimo de
participación humana local. Si en el siglo XIX la esclavitud o la importación
de migrantes generó la mano de obra necesaria para la extracción de la riqueza
para su exportación, por la escasa población en estas pampas donde indios y
gauchos libres vagaban sin sujeción, en el siglo XXI no hay tarea que no pueda
hacerse automáticamente, desde la siembra a la cosecha, desde la logística y el
transporte. Y aquí está el meollo de la
propuesta, pensada de larga data, desde los tiempos de B. Franklin, ese señor
que nos sonríe en el billete imperial de cien, cuando se veía al desarrollo
industrial como potencial generador de recursos humanos, pero también de
destructor de los mismos al ser introducidos en el extranjero, “ si se le priva
de trabajo a una nación se le estará privando a su vez de cantidad de gente”,
por las dificultades para la vida que se generan para la vida urbana al no
contar con medios de cambio para acceder a los alimentos y bienes que produce
la tierra. Y en esta verdad se basan todas las políticas económicas
contractivas que se vienen diseñando desde la segunda mitad del siglo XX,
propulsadas por el FMI y el BM, mediante
el soborno de las elites y el endeudamiento de los gobiernos. Pero esta etapa,
como en video juegos, pasa a “otra pantalla”. Ahora el liberalismo plantea la
destrucción de los estados periféricos o subordinados, agudizando las
contradicciones internas de clase que los lleven a la guerra civil y su
descomposición definitiva. Territorios sin estados constituidos o muy
etéreos bajo custodia de fuerzas de ocupación
internacional o corporativas privadas, hoy las mayorías de las fuerzas militares
ocupantes son ejércitos privados, tal que los estados continentales, China,
Rusia, Europa, han de pagar peaje a los custodios del hemisferio, los EEUU para
acceder a los recursos. Los norteamericanos se
preparan para encapsularse en el continente apropiándose de los recursos naturales. La humanidad del
territorio ha de reducirse a la mínima expresión, fuerzas militares que
mantengan a raya los crecientes excedentes de población marginados. Este proyecto tiene sus inventores, el
almirante Cebrowski y un ejecutor Donald Rumsfeld, político, empresario
norteamericano, secretario de defensa de dos presidentes, Ford y Bush, la
inteligencia detrás del trono. El anarco capitalismo se inscribe en este nuevo
orden de control mundial en que los pequeños estados desaparecen convertidos en
tierras de nadie en que los pueblos quedan fraccionados en bandas de acuerdo a
las luchas por la sobrevivencia. La
población excedente, marginada, se convierte en “ejército de reserva” para
empresas civiles o militares, para carteles narcos o reducido al papel de
parias de la tierra, lo más parecido al sistema de castas hindú, al que
nosotros ingresaremos impulsados por el anarco liberalismo en un proceso de descomposición social
irremediable.
En ese marco geopolítico se inscriben
las nuevas derechas que canalizan la fractura social creciente en forma de rivalidades de casta. Las propuestas
encastillamiento en barrios privados y
los guetos o tugurios en que se
aíslan a los pobres a merced de bandas delictivas y de policías corruptas.
Abonando futuras guerras sociales, potenciales exterminios de población
excedente, el discurso de odio, resentimientos de casta y estado de crispación
permanente se alimenta en los medios, en la filmografía y en los videojuegos en
la literatura en que se sumergen los sentidos de las masas.
*Citas tomadas de “Frontera Salvaje” de Jorge Majfud, en la
presentación de su libro. https://youtu.be/GlQkriuLc7g
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