La teoría del derrame.
Muy buen programa de “La Letra Chica”.
Una colaboración: la hipótesis del derrame de la riqueza en
una sociedad, de arriba hacia abajo, la piensa el economista inglés David
Ricardo (1772/1823), en el marco del
proceso de la revolución industrial, en que la inversión y reinversión
de las rentas que producían la capitalización, estaban en el marco de una
economía cerrada, un férreo proteccionismo económico hacía posible que la
industria se desarrollara. En ambas márgenes del Canal de la Mancha se
levantaban horcas para reprimir a los contrabandistas que osaran introducir
productos de las potencias rivales. El industrialismo se desarrolla en base a
la lógica que Benjamín Franklin había previsto a mediados del siglo XVIII, que consistía
en hacer crecer la población en base a la educación industrial en las ciudades,
en el siglo XVIII se inicia una verdadera carrera por el
crecimiento demográfico entre Inglaterra y el continente europeo. El
industrialismo va de la mano de la creación de mercados internos o externos
cautivos mediante el coloniaje. Al proteccionismo industrial se agrega lo que
luego se llamará “cultura victoriana”, que las clases capitalistas debían tener
una moral de estricta reinversión de sus excedentes, la capitalización de sus
empresas. El “derrame”, hacia adentro, se basaba en que los consumos suntuarios
y los lujos de esas clases desarrollaban
a la industria nacional. Mas lujos, mas producción, pero todo dentro de un
mercado cerrado. Y el derrame venía como consecuencia del enriquecimiento del
mercado interno, de la variedad de oficios, artesanos, textiles, etc, que nutrían esos consumos.
Lo que plantea el “liberalismo colonialista” que se exporta
con el panfleto de Adams Smith, es un liberalismo destinado a ganar clientes,
convertir a las clases rentistas en importadoras, cominzan como
contrabandistas, hasta que, aquí los contrabandistas toman las riendas del
poder con ayuda extranjera, tras larga guerra civil a lo largo del siglo XIX.
El liberalismo de exportación que nos invade no genera
derrame interno, porque el desarrollo industrial y demográfico se hace afuera,
en los países industriales proveedores. Mientras que nuestras economías se primarizan,
nos convierten en exportadores de materias primas cuyo proceso genera cada vez
mas importaciones de insumos externos y da vida a cada vez menos personas en lo
local, lo que lleva al empobrecimiento nacional material e intelectual al
embotar la inteligencia productiva y creativa de la sociedad.
Para el liberalismo allá es proteccionista, aquí es libre
importador. El de allá es capitalista, del de aquí es rentista y los rentistas
van a colocar sus excedentes viajes, consumos y bancos extranjeros. Aquí las
clases que reciben las rentas del suelo no derraman, solo dilapidan en el
exterior sus rentas.
Por eso hay que pensar en términos de nación, porque, toda
ideología es un proyecto, es un arma para el desarrollo o para el
subdesarrollo, depende de la cabeza
política que la desarrolla e impone. El liberalismo económico es impuesto entre
nosotros en base a invasiones y revoluciones asistidas desde el exterior
durante todo el siglo XIX, para la imposición de una clase rentista exportadora. En el siglo XX, salvado el largo
período de las guerras mundiales, el liberalismo es impuesto sublevando a los ejércitos
para imponer dictaduras de liberales importadores, anti industriales, son “economías
abiertas”, es decir, de ciclos rotos por los que escapan los recursos
necesarios para el desarrollo nacional.
Esa es la diferencia: en una economía cerrada,
proteccionista, el derrame hacia adentro es posible, en un a economía de ciclo
roto, “abierta”, el derrame es para fuera, no es derrame, es vertido, es
flujo que desangra la economía. Y esa es la gran diferencia.
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