Los sucesos que se desarrllaron ayer en el Líbano y hoy en Siria no nos son ajenos ni extraños en nuestra
América latina.
Ya en el siglo XIX, rotos los vínculos políticos con España y Portugal, los americanos del sur nos vimos
reiteradamente invadidos ,intervenidos , por las potencias imperialistas, Inglaterra y Francia se nos hicieron
presentes, en nombre de la libertad de comercio, de los derechos humanos y demás consignas destinadas a
justificar sus latrocinios.
Nuestra Guerra ´Grande, que comenzara con los actos de piratería franceses sobre la Confederación Argentina,
operación militar mercantil, donde unas decenas de barcos de guerra seguidos de un centenar de mercantes,
pretendían introducir sus productos industriales a prepo en el continente remontando nuestros ríos interiores
como si fueran mar océano,ingnorando nuestros derechos y buscando aliados locales como intermediarios de su
acción colonizadora.
En esa guerra caímos invueltos los orientales, recién segregados del todo americano por la intervención, por los
derechos autogenerados por estas potencias a la mediación en nuestros conflictos civiles, eso hizo que Francia e
Inglaterra fueran los padrinos de bautismo del nóvel Estado Oriental. Pero, ocho años despúes de nuestra
nominal independencia es Francia la que depone al segundo gobierno nacional,el de Manuel Oribe, para
convertir a Montevideo en una base de operaciones colonial contra la Confederación Argentina. Esta intervención
extrajera, como las anteriores, la que destruyó el proyecto artiguista entre 1816 y 1820, trayendo a los
portugueses, fueron criollos locales arribistas los que llamaron a la intervención, pidieorn su socorro económico y
militar, para derrocar a los gobiernos legalmente constituídos y de gran popularidad,como lo eran los de Oribe y
Rosas. Los liberales que habían fracasado en dar gobernabilidad soberana a estos nuevos estados surgidos de la
guerra de la independencia, fueron los que llamaron en su auxilio a las potencias interventoras.
Aqui también se optó por la ruina general para que una minoría de "quebrados e insolventes",como los llamaba
Juan Manuel, se apoderaran de los gobiernos con apoyo extranjero. Y, como ya lo dijo Maquiavelo, el que llega al
poder de la mano de un extranjero poderoso queda esclavo de él. Pero a los liberales no les molestaba ser siervos del
gringo que les sostuvo con dinero y armas para tomar el poder. Pero, para luego sostenerse en el poder a
contrapelo de la voluntad popular, hubo que sembrar el terror desde el estado. Por eso luego de la derrota de
Rosas en Caseros 2/1852, precedida por la abdicación de Oribe 1/1851, el paredón , el deguello y la horca
impusieron el nuevo órden en el resto del siglo XIX, hasta que, consolidados los liberales en el Rio de La Plata,
llevaran la ruina al Paraguay, consumando el mas grandej genocidio conocido en América. ¡Todos estos crímenes
se hicieron en nombre de la libertad y de los derechos humanos! De los conquistadores y sus cipayos, pero no para
los Americanos sometidos a un régimen de atraso y desindustrialización, condenados en el siglo XIX a
proveedores de materias primas y alimentos.
Por esto no nos es ajena la situación de los pueblos árabes ni su ya casi bicentenaria lucha contra el saqueo y la
piratería europea o norteamericana de sus recursos naturales.
El fin de las Naciones Unidas.
Luego de los ataques a Irak y el Líbano, éste termina dejando en arapos el disfráz imperial de la ONU. Queda al
desnudo el siniestro esqueleto de la OTAN,que tampoco alcanza a cubrir la concertación militar, anglosajona,
en este ácto de piratería marítima sobre el pueblo sirio.
Esta organización surgida al ruido de la segunda guerra mundial, se presentó al mundo como garantía de la paz
y de los derechos de los pueblos a su independencia.
La propaganda bélica de los aliados en la segunda guerra mundial le dio a la organización una pátina de
humanismo universal. Este humanismo fue tempranamente ensombrecido por el holcausto nuclear con que se
selló el conflicto.
¡La paz mundial se fundaba sobre el terrorismo atómico! Dos ciudades ,no objetivos militares, Hiroshima y
Nagasaki fueron testigos de lo que es el terrorismo atómico ejercido por aquellos que primeros llegaron al dominio
de este arma.
Luego se pusieron en campaña de negarle al resto de los pueblos el acceso al armamento nuclear, aunque no
pudieron que otros llegaran al mismo por sus propios medios, Rusia, India, China y hasta el pequeño estado
tapón de Israel accedió graciosamente a ella.
Pero , pronto el Club terrorista se cerró,no admintió mas socios, y menos socios provedores del petróleo tan
necesario para la vida de las megalópolis del siglo XX.
Es interesante como, quienes fueron capaces de lanzar dos bombas nucleares sobre poblaciones civiles de un país
ya vencido y agotado por una larga contienda, Jápón ya estaba casi rendido, hoy sean los guardianes de la
humanidad, los que realizan inervenciones preventivas, aunque las mismas se basen en groseros inventos, como
el de las presuntas armas de destrucción masiva en poder de Irak.
Los americanos del sur ya hemos vivido estas situaciones, y hemos visto como , al decir de las Honorables ´Cámaras Orientales, reunidas en el Cerrito en 1845, sitiando a un Montevideo en manos de Franceses y sus cipayos argentinos y orientales:"...De hoy en más, la lucha será de otro carácter que el que ha tenido. La cuestión pimitiva de legalidad ha degenerado en una verdadera cuestión de Independencia. Francia eInglaterra entran en ella,
por la parte contraria, como beligerante principal por inereses suyos y con una dirección puramente suya. ¿Qué
importa que sus plenipotenciarios protesten que no preceden con miras interesadas, que los mueve únicamente la
justicia y la humanidad?¿Es , acaso,la primera vez que la ambición usa el lenguaje de la filantropía para
esconder los cálculos del egoísmo?"
Atención, Americanos, solo nuestra unidad , interior y regional, podrá evitar que en el futuro corramos la suerte
de la nación árabe, también atomizada en estados y en sectas religiosas o políticas.
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