Muchos animales se defienden
agrupándose. Los herbívoros forman rebaños manteniéndose unidos logran
defenderse de los carniceros depredadores. El rebaño permite estar atentos mientras se concentran, cabeza gacha, sobre las pasturas en una tarea que les
consume su existencia. En los momentos de mayor debilidad, un parto, el rebaño
se cierra alrededor de la parturienta hasta que el nacido se para sobre sus
pies. El comportamiento social de la manada es puramente defensivo.
En cambio los carnívoros suelen vivir
en familias o en pequeños grupos, la
carne tiene un contenido energético por unidad mayor que las pasturas,
eso sacia y permite espacios prolongados dedicados al ocio o a la búsqueda de
alimentos si estos son escasos. Así pues los carniceros van tras los rebaños
tomando lo que sus dietas les imponen. El hombre empezó así, siguiendo las
rutas de los rebaños que emigraban, siguiendo las estaciones, tras sus pasturas
y aguadas. Los indios de las praderas de norteamérica acompañaban las manadas
de búfalos que les proveían de lanas, cueros y carnes.
Pasarían miles de años antes de que
se produjera la asociación entre animales, simbiosis entre el hombre y los
herbívoros, otra aproximación a la
vida sedentaria, aunque el pastor
también deambulaba en busca de aguadas y de pasturas junto con su “alacena
“ambulante.
Pero el hombre es un cazador
recolector, omnívoro por naturaleza, a pasado la mayoría del tiempo de su
existencia, unos cien mil años, caminando por su sustento en pequeños grupos
familiares necesarios para la crianza y defensa de sus dificultosos procreos,
su lento desarrollo le obliga a mantenerse en grupos para la defensa y la
distribución de tareas que imponen su lento proceso entre el parto y la
autosuficiencia.
Pero hace unos diez mil años el
recolector aprendió a domesticar diversos seres vivos, animales primero y vegetales luego. Con la agricultura el
caminador se afincó, pudo acumular reservas para los inviernos y su subsistencia se hizo mas
fácil menos dependiente de las estaciones. El cultivo les dio cultura,
aprendieron los ciclos astronómicos, la regularidad de las estaciones y tomaron conciencia del
tiempo. Unidos por los ciclos agronómicos, tiempos de siembra, de cosecha , de
pariciones o de cacerías, se volvieron
sedentarios y se agruparon alrededor de
ríos y lagunas, dando lugar a
ciudades, o sea civilizaciones.
Se mantuvieron unidos gracias a los
ritos y sus cultos a los antepasados que proveían sus fuentes de vida y
conocimiento. Así sus dioses fueron sus ancestros fundadores, los creadores
de su cultura esfumados en el tiempo que
les dieron el dominio del fuego,el agua, la siembra y las diversas artes logradas por el
colectivo cultural. Los rituales de
cerebración o sacrificiales, mantienen unido a los hombres y consolidando su
carácter de rebaño animal organizado para la defensa de la vida.
Las ciudades fundadas por los
agricultores expandieron su influencia en radios de acción solo limitados por
sus capacidades de transporte. Por eso las poblaciones se establecían en la
desembocadura de ríos o en torno a lagos o lagunas que facilitaban el
transporte de los alimentos del entorno agrícola tributario. Así los grupos mas numerosos podían hacer incursiones,
avanzadas, sobre otros pueblos exigiéndoles tributos con que incrementar los
recursos de las ciudades. De ahí salen los impuestos.
Pero lo mas interesante es la
capacidad de socialización del hombre creciente a medida que aumenta su número.
Las ciudades crean cultos y rituales que celebran a sus dioses tutelares o fundacionales.
Los dioses hacen al rebaño organizado en el sostén de la ciudad. La ciudad es
su construcción permanente de si misma, su defensa y la provisión de recursos.
Las celebraciones, los rituales, las
danzas al son de músicas, hacen al reconocimiento del colectivo. Los sonidos
rítmicos generan movimientos coordinados uniendo voluntades. Todos estos
fenómenos fácilmente reconocibles en sociedades pequeñas o en civilizaciones
antiguas, siguen formando parte de nuestra naturaleza de animales gregarios, cuando
obedecemos jerarquías, acatamos autoridades, somos disciplinados y
condicionados desde el momento del nacimiento en el seno de un grupo. La
cultura, desde el lenguaje da forma al ser de
su nacimiento a su muerte.
Las ciudades antiguas tenían entre sus
actividades colectivas la celebración
continua, su vida social estaba determinada por el calendario, solar y lunar
que regulaban los ciclos agrícolas, así pues en la civilización azteca todos
los meses eran de celebración a alguno de sus numerosos dioses tributarios del
sol y de la luna. Todos los meses giraban alrededor de la organización de
dichas celebraciones que incluían actos sacrificiales, danzas, tributos y hasta
canibalismo ritual. El cuerpo de sus dioses era comido, como en la comunión
cristiana, por los sacerdotes celebrantes en la carne de sus cautivos
sacrificados. Lo interesante de estos rituales era la preparación un año antes
del representante del dios para el sacrificio. El destinado al sacrificio era vestido,
cuidado, se le entregaban doncellas para su regocijo, homenajeado como el mismo dios hasta el día en que era
sacrificado en lo alto del templo y el sacerdote extraía su corazón para
ofrendarlo al Sol. Los sacrificios no tenían por qué ser únicos, muchas veces
se sacrificaban varios individuos en la misma ceremonia. Para ello estaban los
cautivos de guerra reservados al efecto. La muerte no era un castigo en esta cultura
al punto de que su juego de pelota implicaba el sacrificio de los ganadores.
Nuestra cultura tiene en la muerte y
el dolor una sus formas de disciplina miento social. Se condena y en algunos
países se celebra en verdaderos actos públicos, los sacrificios en el culto a
la disciplina que imponen los estados. El sentido sacrificial está registrado
en la biblia en el sacrificio de Isaac, (Gen.22). El ocultamiento de los
sacrificios en una cultura que los ha sublimado, “cordero de dios que lava los pecados del mundo,” transformado en rito ,celebración
del sacrificio de Cristo en donde el pan y el vino representan al cuerpo y la
sangre del sacrificado diariamente en el altar, recuerda viejos rituales
humanos.
Para el europeo fue un espanto este
espectáculo, tanto como para los aztecas el de las ejecuciones por
descuartizamiento o la hoguera de los cristianos en el altar de sus propias
normas y creencias.
Ahora mismo estamos viendo exorcizar
la autoridad del estado en Norteamérica, recurriendo a la ejecución pública de
un blanco racista reservada para
contener la violencia racial.
Las ejecuciones y martirios, decapitaciones de
reos o de reyes, antes y después de la revolución francesa, la manera que tiene
el hombre de tomar conciencia de su ser social.
Como morían las ciudades. Su
nacimiento, crecimiento y decadencia siguiendo las reglas de la biología, por
agotamiento de sus tierras tras prolongada agricultura, las invasiones de
pueblos pastores periféricos, las guerras con otras civilizaciones por los
espacios vitales, implosión por crisis internas, sublevaciones de sus
proletariados internos.
Tras cien mil años de pie bajo el
sol, solo el cinco por ciento, o menos, de su peripecia transcurrió en ciudades
hijas de la agricultura. Fue ese artificio el que hizo posible pasar de ser
unos pocos miles a millones, conquistar y someterse mutuamente en los cinco
continentes. La exacerbación del modelo nos ha traído esta civilización global
que deja pocos resquicios para la biodiversidad planetaria. El agotamiento de
las tierras, los desequilibrios biológicos y medioambientales, las presiones
demográficas internas y externas, marcan los límites civilizatorios. El modelo de civilización industrial a
colonizado el planeta, masificado las ciudades, agotado tierras y mares, saturado el medio ambiente
de desechos tóxicos y afectado la biodiversidad planetaria. Este modelo está agotado, su crecimiento ha llegado
a sus limites posibles. Tal desequilibrio entre población y recursos es en realidad un desbalance
energético que se resuelve por si mismo en términos de la vida de las especies
biológicas, el ser humano no ha escapado a esto a lo largo de su existencia. ¿Qué
tipo civilización sucederá a esta? Todo depende de la forma en que se produzca
su colapso, si es guerras entre civilizaciones, hoy daría lugar a hecatombes
nucleares, pestes y hambrunas masivas que reducirían rápidamente el numero de
personas y sus organizaciones. O por descomposición interna de las sociedades,
guerras civiles y destrucción de los estados organizativos. Los centros
poblados, de compleja organización civi, megalópolis,serán los primeros en desbaratarse porque la
interdependencia humana para la existencia es lo que los hace posibles. Tal vez
los grupos humanos de sencilla organización, cercana relación con la tierra y
sus recursos alimenticios sean los encargados de la
conservación de la especie. Como siempre la vida se libra de lo
excedente y se reduce a lo elemental en tiempos de crisis. Así como la abundancia de nutrientes hizo
posible a los grandes organismos,reptiles, mamíferos o cetáceos, las crisis
solo permitieron perdurar a las especies menores, con individuos de menores requerimientos
energéticos, alimenticios, y mayor capacidad de renovación reproductiva. Así
pues los elegantes o las ballenas tienen menos probabilidades de adaptarse que
las variedades pequeñas de ciclos cortos como ratones y peces. Con las numerosoas
y complejas organizaciones humanas sucede igual. Estos cambios solo son formas
en que las diversas manifestaciones vitales, el hombre es una mas, se
relacionan con el planeta. El mundo azteca buscaba mantener el equilibrio
mediante sacrificios humanos a la fuente primigenia de la vida el Sol, estrella
origen y fuente de vida. Su sentido de trascendencia intuía el origen de la
vida y la celebraba.
Las civilizaciones mediterráneas
crecieron y se desarrollaron hasta que, en su decadencia fueron colonizadas por
religiones de pueblos pastores. El cristianismo surge en medio del colapso de
la civilización mediterránea, es la religión que reduce al hombre a la familia,
introduce un culto familiar en medio del derrumbe del imperio romano, lo
acelera y conduce su descomposición. La sociedad reducida replegada sobre si
misma, sirve para a trer a los “barbaros” que provocan el colapso del Imperio
Romano y lentamente remontar el proceso de reconstrucción cultural de Europa
pero no su unidad política que tras un largo período de luchas tribales
religiosas concluirá en la consolidación de los llamados “estados nacionales”
que pondrá en marcha el proceso de expansión europea con una mala síntesis de
religiosidad tribal de origen semítico, sectas cristianas, organización
política, institucional,. Y hasta con nostalgias de la arquitectura románica
manifiesta en sus templos institucionales.
Desde que los romanos inventaron el Circo los sacrificios se
convirtieron en espectáculos. Herederos de esa espectacularidad son hoy las
artes cinematográficas que hacen de la muerte un espectáculo y una catarsis
disfrutable en masa o individualmente, comiendo, como los antiguos aztecas,
pororó… Pero en el fondo de su naturaleza solo las formas nos separan de los
antiguos Mexicas o mejicanos.
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