Algo que es sabido, desde Aristóteles, que la vejez ni la muerte mejoran a nadie. Por el contrario, todos nuestros defectos, miserias, maldades, emergen vengativamente en nuestros últimos años. Son los tiempos de las locuras homicidas, como aquella memorable del Paso del Oro, que diera fama y gloria al niño Dionisio Días en Treinta y Tres. Locura mansa o brava vienen inexorablemente con los años. Así pues, el vecino amable, ese que vino a Canelones a disfrutar de una laxa urbanización, del amplio espacio arbolado, de los jardines aromáticos, de la naturaleza amable para criar sus hijos. A ese le llega el día del afanoso higienismo hojas y pétalos muertos, de las fobias forestales, el tiempo del hacha y de la motosierra. Si sus huesos no le dan, contrata verdugo forestales. O envenenan árboles con líquidos infames como ácidos de baterías. Verdaderos viejos uchas son capaces de ahorrar para pagar su propio verdugo forestal. Estos son los vegetal fóbico, pero también están los ene
Artículos periodisticos publicados en diario La República de Montevideo y otros medios.