LOS POETAS DE
JUVENTUD.
Los poetas de
juventud, Antonio Machado y Jose Agustín Goytisolo, ambos referentes de la
lengua castellana, poetas de la España sangrante de las Guerras civiles y
crueles dictaduras que la sacudieron durante
todo el siglo XIX y XX, pueblo sufrido por invasiones, intervenciones
extranjeras,motines militares, arranques de furia de los populares y
vendettas oligárquicas , en fin, signados por el infortunio como todo el
mundo castellano e aquel “imperio donde no se ponía el sol” que imploto para
carnaza de sus rivales. Así americanos y peninsulares sufrimos los mismos
pesares e infortunios en estos tres siglos. Por esa comunidad de espíritu, de
lengua, de amores y de odios, estos poetas calaron hondo en nuestra cultura y
nos cargaron de dulces pesimismos y
amargas derrotas.
“No extrañéis, dulces amigos,
“que esté mi
frente arrugada:
yo vivo en paz
con los hombres
y en guerra
con mis entrañas.” ( Antonio Machado, proverbios y cantares XXIII)
De Guernica a
Hiroshima y Nagasaki…A la sombra del hongo nuclear ingresamos en la era de “La
Pax Americana”.
Hasta el segundo tercio del siglo
XX nos vendieron el “ estilo de vida americano “ versión de exportación que
despertó el sentido de emulación de los pueblos deprimidos y las subsiguientes revoluciones,
la mayoría resueltas tras crueles venganzas oligárquicas. A partir de los sesenta se comienza desmontar
el “sueño americano” que deviene en “pesadilla americana” exportada masiva y contundentemente
a la periferia por Holliwood, el modelo cultural violento e irracional que nos
domina.
Hoy asistimos
a la cultura de la violencia gratuita, banalizada para niños y adolescentes, la
muerte ya no tiene pretextos, solo es un placer estético y un pasatiempo
catártico para los explotados impotentes, sin redención posible. Así pues,
desde niño la violencia se vuelve un espectáculo, las injusticias se mutan en
absurdas venganzas generalizadas, lo vemos desde los dibujos animados a las
policiales de más éxito taquillero. Nuestros televisores chorrean sangre y
odios irracionales.
PARA MEJOR: NO
SOMOS NADA. Ese es el mensaje desalentador y deprimente que emiten las
oligarquías para la sumisión cultural de los pueblos. Nuestra historia un
verdadero “rosario de derrotas”, por lo tanto es el “sálvase quien pueda”,
“hacé la tuya”, del individualismo liberal antisocial. Hombres pequeños al
frente de pueblos con pasado de conquistadores repiten, generación tras
generación, de la cátedra al pulpito:
NO SIRVES PARA
NADA
Cuando yo era
pequeño
estaba siempre
triste
y mi padre
decía
mirándome y
moviendo
la cabeza:
hijo mío
no sirves para
nada.
Después me fui
al colegio
con pan y con
adioses
pero me
acompañaba
la tristeza.
El maestro
graznó:
pequeño niño
no sirves para
nada.
Vino luego la
guerra
la muerte –yo
la vi–
y cuando hubo
pasado
y todos la
olvidaron
yo triste
seguí oyendo:
no sirves para
nada.
Y cuando me
pusieron
los pantalones
largos
la tristeza
enseguida
cambió de
pantalones.
Mis amigos
dijeron:
no sirves para
nada.
En la calle en
las aulas
odiando y
aprendiendo
la injusticia
y sus leyes
me perseguía
siempre
la triste
cantinela:
no sirves para
nada De tristeza en tristeza
caí por los
peldaños
de la vida. Y
un día
la muchacha
que amo
me dijo y era
alegre:
no sirves para
nada.
Ahora vivo con
ella
voy limpio y
bien peinado.
Tenemos una
niña
a la que a
veces digo
también con
alegría:
no sirves para
nada.
(de Salmos al
viento)
La cultura de
la depresión, la destrucción de la autoestima individual y social, solo pueden
conducir a la autodestrucción personal y social. Así pues desde el primer poema
de Machado, quien conviva con ese sentimiento de “guerra interior”,
probablemente si no se suicida, el cuerpo se le sublevará generándole un
cáncer.
Puede parecer
una hipótesis simplista para explicar nuestra enorme tasa de violencia,
personal, familiar y nuestros elevados índices de suicidios expresos, más los
comportamientos temerarios desafiantes de todas las normas que nos llenan de
siniestros de tránsito. ¿El
comportamiento temerario no es una forma de buscar la muerte? ¿No se traslada este comportamiento
temerario, de violencia escenificada, a los delincuentes? La banalización de la
muerte, el desprecio de la vida, es propio del comportamiento suicida.
El gran coctel
explosivo de nuestras sociedades está compuesto de: perdida de la autoestima, búsqueda de la identidad a través
del comportamiento temerario que reivindica el individualismo redentor. No hay
sociedad, hay” individuos en lucha por la vida.” Ya lo dijo Darwin… ¿Qué mas?
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