Nada tiene que ser como parece a simple vista, o eso tan vapuleado como “el sentido común”, sentido que consideran los necios como fuente de sabiduría. Juguemos un poco con la imaginación. Los hechos: desde hace un año hay una epidemia de algo que parece, sintomáticamente, una gripe, que afecta sistemáticamente al dos por ciento de la gente. Se trasmite por el aire y fluidos corporales. Es mortal para el uno y medio a dos por ciento de los afectados. Los casos mortales suelen ser personas con morbilidades previas, ancianos, miembros del sistema sanitario estresados y expuestos sistemáticamente al virus. Embarazadas, obesos, diabéticos y personas inmunodeprimida o radiadas. En Europa, un continente envejecido fue especialmente activo entre los ancianos recluidos y amontonados en casas de salud. Así estaba el panorama al principio. Alguien, o ella misma, puso en boca de Cristin Lagarde, jefa del FMI durante más de una década, previa a la pandemia una curiosa frase,
Artículos periodisticos publicados en diario La República de Montevideo y otros medios.