En aquellos Westerns de llenaban las matinés de nuestra infancia, siempre había un pueblo del lejano oeste, fuera de la ley y de la moral, donde un Sherif, comisario electo, era un corrupto. El juez embotaba su conciencia en el garito-prostíbulo y bar del pueblo. Los pobladores vivían amedrentados, sometidos a todo tipo de violencias y exacciones, el dueño del prostíbulo era amo y señor de aquel pueblo perdido en la lejana frontera con el indio. Nada parecía tener remedio hasta que aparece “el muchachito”, ageno al ambiente de temor y corrupción, que termina demostrando que la justicia es posible y la humandiad redimible. Al final siempre triunfaba la justicia, el muchachito era elegido nuevo Sherif, el juez se redimía enfrentando al truhan, y la justicia federal se imponía, porque la mística de la Unión federal descansaba en valores republicanos de verdad y justicia... Las sociedades humanas son lo que creen ser, son hijas de sus convicciones mas profundas, de sus valores. Cuando esto
Artículos periodisticos publicados en diario La República de Montevideo y otros medios.